NADANDO ENTRE PALABRAS ANCESTRALES, TEJEMOS PAZ EN LA COSTA PACIFICA DEL CAUCA

Por Laura Stella Grueso Perlaza

«Y es mi tierra bonita

La que ríe, la que anhela

Y es mi tierra bonita la que canta la que sueña«

(Remanso inicial – Grupo Bahía)

Como comunidades anfibias del pacifico de Colombia, recorrimos los ríos de los municipios de la costa Pacífica del Cauca, comadreando con las sabias y los sabios, nuestros mayores que salvaguardan nuestros territorios con sus saberes ancestrales, esos saberes que le han hecho resistencia a las problemáticas vividas en estos territorios de vida, una vida sembrada en cada comunidad, como una huella ancestral enraizada con la ombligada.

Como pueblo negro, a pesar las dificultades, nuestras comunidades han sido solidarias y han ido creando lazos colectivos que entretejen los componentes del tejido social, roto a causa de las diferentes dinámicas del conflicto armado impuesto por las economías legales e ilegales de muerte, reclutamiento a  jóvenes, desplazamientos y confinamientos, que ha hecho que nuestras comunidades se debiliten y en otras pierdan sus tradiciones culturales, las creencias ancestrales, el contacto frecuente con la naturaleza que nos irradia Paz en nuestros territorios.

Históricamente nuestras Comunidades han profundizado en la convivencia y la resistencia, usando métodos resilientes como las huellas orales ancestrales a través de coplas, anécdotas, cuentos, versos, sátiras, poesías, mitos y leyendas, y juegos tradicionales que han sido medios de comunicación y de transmisión de saberes ancestrales en los territorios, generando una magia cultural de tejido social entre niñas, niños, adolescentes, jóvenes y mayores.

La memoria oral ancestral, en sus diversas expresiones de mitos, cuentos, leyendas y otras expresiones narrativas culturales, son propiedad colectiva de nuestra gente negra, donde cumplen importantes funciones sociales, religiosas, éticas y morales.

En el taller de Mitos y Leyendas que se realizó en el marco de la escuela de liderazgo de COCOCAUCA, se revivieron los personajes míticos como el Duende, La Tunda, El Riviel, La Cucuragua, El Toinara. Estos espíritus del territorio responsables del control social, territorial y emocional en nuestras comunidades, están seriamente afectados y deteriorados, por eso es vital que nuestras comunidades vuelvan a retomar las medidas de protección ancestral con la vitalidad de los espíritus que siempre aportaron tranquilidad en sus territorios como seno del tejido social de vida ancestral.

Las visiones, según Paz (2012) «son la creencia en la existencia de un conjunto de seres malvados encargados de evitar y controlar las personas que optan por hacer daños social, cultural, ambiental y económico».

Estos seres son parte existencial de las comunidades negras de la costa Pacífica del Cauca, responsables de generar control social. Es el caso de «La Tunda» que está personificado en mujer, ejerce control territorial y social porque se les aparece a los niños, niñas, jóvenes y adultos groseros, malcriados de la etnia negra, y también a los que permanecían hasta muy tarde de la noche en las calles. Este personaje femenino como expresión de justicia étnica ancestral, se lleva a las personas a un lugar lejano de la comunidad, y para encontrarlos solo se logra con la compañía de los padrinos de bautismo, quienes deben caminar o navegar al sitio con cantos y toques usando instrumentos típicos como guasa, cununo y bombos.

Viva la memoria ancestral, nuestra gente sabe enfrentar las adversidades que se presentan a diario, ya que se reafirman los lazos comunitarios, vínculos afectivos de felicidad, solidaridad, empatía, unión y el compartir de sabores y emociones como pueblo negro.

En el caminandar de esta huella ancestral, se siente la espiritualidad, el encanto expresado en la oralidad cuyas comunidades expresan sus vivencias, lo que sucede o sucedía a su alrededor. Los jóvenes y mujeres negras de la escuela utilizan esta herramienta para manifestarse, y a su vez también lo hacen a través del arte, que en muchos casos muestran la manera como se esconden ante la presencia de los fusiles. Muchos jóvenes y mujeres negras son muy talentosos, cantan, bailan, dibujan y hacen toques culturales y tradicionales con los instrumentos musicales de nuestro territorio, cuya sabiduría debería ser potenciada por políticas públicas para que trascendiera más allá de sus localidades.        

Los juegos y rondas tradicionales son una conexión mágico espiritual que tenemos las comunidades étnicas de esta franja del mundo, persisten en el sostenimiento de una paz estable y duradera con justicia social. Necesario seguir fomentando y practicando los juegos y rondas tradicionales para mantener viva esta práctica ancestral que nos sana e incluirlas como estrategia de formación institucional.

Por ejemplo «El Yeimi», es un juego tradicional que nos hace recordar que siempre hemos vivido en paz y feliz en nuestras comunidades, ya que al momento de practicarlo renacen sentimientos que nos permiten dar abrazos apretados que sanan, estar unidos y fortalecer amistad. Resaltamos que en la escuela hubo jóvenes que se desbocaron a decir «Voy a recordar mis tiempos cuando era feliz» sí, esa felicidad que ha permanecido porque se han mantenido los valores culturales, pero ahora se rompe poco a poco ya que el territorio está pasando de felicidad a convertirse en una zona de miedo y zozobra que destruye la vida.

Cabe resaltar que estos juegos tradicionales se practicaban entorno a la Uramba (manera que construir en la comida, la cocina, etc), espacio donde las personas intercambian conocimientos, es una práctica de representación étnico-cultural en donde hay un conjunto de elementos para no perder las tradiciones y que nos ayudan a vivir en convivencia. Esta actividad se ha transmitido de generación en generación con el fin de que las comunidades permanezcan unidas, destilando alegría y viviendo sabroso.  

«Los juegos tradicionales y ancestrales, hacen parte fundamental de la identidad de las comunidades. Estos, debido a la transmisión de saberes que media de generación en generación, para que estas tradiciones a través del juego pervivan» (COLOMBIA, 2021)

En el marco de la escuela hubo espacios culturales con olor a plantas medicinales, sahumerio y viche curao hecho por manos puras de las sabias y los sabios; con toda la magia como un legado ancestral, nuestros mayores entonando coplas al son de un buen currulao nos invitan:

«Cuidemos los territorios

Brindando paz y alegría

Recuperando las tradiciones

En nuestras comunidades queridas«

(Participantes de la escuela de liderazgo)

Con la fuerza espiritual de las ancestras y ancestros, avanzamos con la escuela de liderazgo de COCOCAUCA apoyada por la Embajada Alemana, apostándole a los jóvenes y mujeres de los municipios de la costa pacífica (Guapi, López de Micay, y Timbiquí) hacia su empoderamiento étnico en derechos económicos, sociales, culturales y ambientales, que permita aminorar las vulnerabilidades como consecuencia del abandono y el racismo estructural.

Regional COCOCAUCA

Foto: Cristian Cuero castro, COCOCAUCA