
Con pañitos de agua tibia no se calma este ayayai que nos está matando
Vamos a darnos un par de bofetadas, a ver, si así despertamos, pueblo mío. Mi Guapi, un municipio con cerca de 31 mil habitantes, dotado de un gran número de profesionales (porque sí, algo tiene el guapireño, es que le gusta estudiar), ¿cómo es posible que a estas alturas carezca incluso de un comité de veeduría ciudadana, que pueda ver lo que acontece con sus recursos e inspeccionar para qué y cómo deben ser utilizados?
Ahora, ese gremio de profesionales oriundos de nuestro bello terruño, es momento de echar una mirada retrospectiva a las situaciones que nos aquejan de manera inmediata y aportar desde su campo. Recuerde que «del pueblo y para el pueblo», no pretenda tan solo llegar acá porque la ola del desempleo en las grandes metrópolis lo tiran a nuestras orillas.
Entre tanto, ya es hora de tener sentido de pertenencia por este pedazo de tierra, que no ha hecho más que vernos nacer, crecer y hasta reproducir sin pedirnos nada a cambio. Lo mínimo que merece es respeto y amor como forma de compensación. Es evidente que nuestros mandatarios ya no tienen vergüenza, es tanto el escarnio que pasan solamente dejando más y más secuelas. Pero también hay que mencionar que somos una población desunida, a la que lo colectivo poco le interesa, y se hace acreedora de gran parte de nuestra mala situación. Haré solo un paneo y explicaré grosso modo algunas situaciones; tenemos un río y, paradójicamente, si no llueve no tenemos agua para beber, somos responsables directos de su contaminación. Tenemos grandes parcelas de tierra, mar y manglares, mientras tanto, si no llega el blanco (llamado paisa) a invertir o usufructuarse, no tenemos fuentes de empleo, ya sea como ayudantes de comercio, vendedores de loterías o transportadores de x o y material, etc. Tenemos un gran potencial humano (local), pero siempre nos llega un agente de otra localidad, a ser quien lidera las pocas obras y procesos que se ven ante los ojos del pueblo.
En realidad, nos tratan como se les da la gana, y es momento de mostrar el enorme valor que tenemos como guapireñas y guapireños y exponer nuestro descontento, para ver si nos dan una mirada que tenga, sí, y sólo sí, la idea de PROGRESO Y VIDA DIGNA para nosotros.
La invitación es, aprovechar estos procesos que se adelantan en otros departamentos (Valle y Chocó) y que retomemos las vías de hecho, para que nos escuchen a lo largo y ancho del país. De no ser así, seguiremos en iguales o peores condiciones.
NO AGUANTEMOS MÁS.