DOMINGO DE RESURRECCIÓN: QUE RESUCITE EL CIUDADANO RESPONSABLE

Sin duda podemos discutir mucho y sin fin sobre las diferentes religiones y sus instituciones, su historia, su identidad y “pureza”, su validez, su poder, su complicidad política, la sangre que se ha derramado y los asesinatos que se han cometido en el nombre de ALGO, sea como sea el nombre que le hemos puesto. Incluso, podemos declarar “Dios ha muerto” y siendo así en el lugar de ÉL pondríamos un sincero y poderoso NADA. Todas son posibilidades, todas pueden ser opciones, todas pueden ser decisiones y cada uno tendrá su motivo por qué darle preferencia a una, descartando las otras a la vez.

Lo que nos quiere hacer entender el cristianismo cada año en estas fechas es que Dios no ha muerto. “Sí, lo asesinamos,” admiten, perdón “lo asesinaron”, “pero resucitó y sigue entre nosotros.” Y para que lo entendamos mejor, los que se consideran buenos católicos se disfrazan y salen a la calle y nos entretienen con procesiones, dramas, cantos y santos. Muy bonito, pero ¿qué hay detrás del drama? ¿Qué significa ser una persona creyente o espiritual, un buen católico?

Con 45,3 millones de católicos (según Anuario Pontificio 2015) Colombia ocupa el séptimo lugar entre los países más católicos en el mundo. Al mismo tiempo este país es uno de los más corruptos y más violentos que tiene el planeta, donde la libre opinión te cuesta una bala en la cabeza, donde la Iglesia Católica avala la liberación de delincuentes y se vuelve vendedor de misas, si uno tiene el billete y no sabe como gastarlo de otra manera. Definitivamente no es la iglesia de los pobres de la que habla el Papa Francisco, la iglesia que sirva sin ejercer su poder, la iglesia que preste un servicio a la sociedad sin dominarla. Es una iglesia que en grandes partes no ha interiorizado sus propios valores.

“La Iglesia Católica en Colombia no ha jugado un papel que lleve a las personas a ser más autónomas, más libres y más responsables” explica Vicente Durán Casas, padre jesuita, doctor en filosofía y profesor de filosofía de la religión de la Universidad Javeriana en una entrevista con La Silla Vacía a propósito de la Semana Santa, “ y eso es lo que se quiere impulsar hoy en día.” El sacerdote está convencido de que hay una religiosidad moderna perfectamente integrable en una ética civil. “No hay que ser un creyente para ser un buen ciudadano. Se puede ser un buen ciudadano, si se respeta a los demás, si se respetan las normas y la convivencia, si se contribuye al buen común.” Durán Casas resalta: “La religión es en primer lugar nuestra responsabilidad con los demás.”

Aprovechemos este Domingo de Resurrección, quitémonos el disfraz, volvámonos católicos responsables. Los que no quieran pueden ser ciudadanos. Se los vamos a recordar para las elecciones en mayo.

Y no olviden, sólo es una OPINIÓN.

La Silla Vacía / La Silla Académica – Entrevista con Vicente Durán Casas: «Es preferible ser un ateo auténtico que un religioso hipócrita»