SANAR LAS HERIDAS DEL CONFLICTO ARMADO MEDIANTE LA MEDICINA TRADICIONAL ANCESTRAL: TERMINA EXPERIENCIA PILOTO DE COCOCAUCA

La semana pasada la Agencia Alemana para la Cooperación Internacional (GIZ) cerró el Fondo Vivir la Paz. Una de las regiones beneficiadas ha sido la costa pacífica del Cauca con el proyecto «Los Convites de COCOCAUCA como etnia negra armonizan el territorio para la paz en convivencia y reconciliación en la costa pacífica del Cauca», ejecutado por la organización Juntos por el Progreso Jóvenes y Mayores (Junpro) de Guapi.

Entre 2017 y 2019 el Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo de Alemania (BMZ), a través del Fondo Vivir la Paz, apoyó propuestas de organizaciones colombianas, las cuales, mediante iniciativas locales, buscaron facilitar y acompañar la implementación de los Acuerdos de Paz, firmados en 2016 en La Habana. Por tal razón se lanzaron cuatro convocatorias relacionadas con los temas (1) búsqueda de personas dadas por desparecidas, (2) reconciliación y convivencia, (3) comunicación para la paz y (4) (auto)protección de líderes y lideresas sociales. En el marco de estas convocatorias 1.200 organizaciones gubernamentales y no gubernamentales de distintas regiones del país presentaron sus propuestas, apenas 21 organizaciones quedaron seleccionadas.

Una de las regiones beneficiadas ha sido la costa pacífica del Cauca con el proyecto «Los Convites de COCOCAUCA como etnia negra armonizan el territorio para la paz en convivencia y reconciliación en la costa pacífica del Cauca». Con el fin de reivindicar la importante labor que cumplen los médicos tradicionales ancestrales, recuperar y fortalecer mecanismos culturales de cuidado y protección colectiva y construir un plan de armonización para la sanación integral de las víctimas del conflicto armado, esta experiencia piloto proyectó la construcción de la paz desde el fortalecimiento étnico de las comunidades negras en Guapi, Timbiquí y López de Micay.

El conflicto armado ha dejado 26.941 víctimas en la costa pacífica del Cauca

La costa pacífica de Colombia es una región marginalizada y olvidada por el Estado. A pesar de grandes riquezas naturales y la enorme biodiversidad de la región, la población sobrevive en condiciones socioeconómicas de las más bajas del país. Dentro de este contexto regional, la costa pacífica del Cauca no es una excepción: Aquí las necesidades básicas insatisfechas (NBI) son de 71% (según resultados del Censo 2005) y el goce de servicios integrales y adecuadas de salud es privilegio de unos pocos que tienen el billete para viajar a Cali o Popayán.

Se suma que el conflicto armado en toda su extensión y con consecuencias devastadoras, hasta la fecha ha dejado 26.941 víctimas en los municipios de Guapi, Timbiquí y López de Micay (RUV, consulta 24.06.19), que equivale a un 39% de la población total. El registro es inferior a la realidad, debido a que no todas las víctimas logran registrarse. Por consiguiente la vida social, emocional, espiritual y cultural de las comunidades negras se quebrantó; se desarmonizó el territorio, y el esfuerzo de sanar las heridas por parte del Estado ha sido débil e insuficiente. Por estas razones se trazó la sanación integral a víctimas mediante un proyecto de armonización.

limpieza espiritual

Juan Evangelista Perlaza, médico del Consejo Comunitario del Río Sigüi, López de Micay, haciendo una limpieza espiritual. Foto: Juliette Schlebusch, COCOCAUCA.

Atención a víctimas desde lo propio

En el marco del proyecto, que se desarrolló entre 2018 y 2019, once médicos tradicionales ancestrales (entre ellos seis mujeres), seleccionados de un total de 156 médicos, elaboraron un plan integral de armonización y acompañamiento para víctimas del conflicto armado. Durante ocho meses más de 280 víctimas, entre ellas 160 mujeres, 83 hombres y 37 niños y niñas, que han sufrido de trastornos mentales y emocionales como traumas, estrés, depresión, espanto, insomnio, dolor de cabeza, debilidad por falta de apetito, irritabilidad o ataques de ira, fueron atendidas según los planteamientos de este plan. Los médicos tradicionales ancestrales estuvieron acompañados y asesorados por la psicóloga María Ingrid Grueso Riascos de López de Micay: «El plan de armonización es una estrategia de sanación que tiene tres propósitos: Rescatar lo propio, que es la medicina tradicional; reconocer y valorar los médicos tradicionales, que han sido subvalorados en nuestra cultura; e iniciar procesos de sanación y reconciliación a las víctimas del conflicto armado, y de esa manera contribuir a la sana convivencia en las familias y comunidades.» El plan de armonización consiste en la caracterización de las enfermedades y trastornos, la identificación de los síntomas y los tratamientos recomendados por los médicos tradicionales.

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Psicóloga María Ingrid Grueso Riascos conversando con el médico Francisco Vallecilla Torres de Joanico, Consejo Comunitario del Río Guajuí, Guapi. Foto: Juliette Schlebusch, COCOCAUCA.

Intercambio de conocimientos

Durante el proyecto los médicos recibieron capacitaciones sobre atención en crisis, y en encuentros regionales intercambiaron conocimientos y material vegetal, como semillas de plantas medicinales. Además se facilitaron implementos e insumos para los tratamientos con botellas curadas, emplastos, tomas, sobijos y pringues. Una de las médicas del proyecto es Francisca Vidal Agüiño de la comunidad de San Antonio, Consejo Comunitario del Río Guajuí: «Nos capacitamos para atender mejor, para armonizar a las personas afectadas que ha dejado el conflicto armado. Es nuestra manera de contribuir a la paz en nuestra región.»

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Francisca Vidal Agüiño, médica de San Antonio, Consejo Comunitario del Río Guajuí, Guapi, sabe como transmitir buenas energías. Foto: Cristian Cuero Castro, COCOCAUCA.

La lógica del proyecto contempló dinamizadores locales en cada municipio que, en su función como conviteros (autoridades étnicas), colaboraron con la reconstrucción, complementación y mantenimiento de azoteas de los médicos seleccionados, con el fin de incrementar la cantidad y diversidad de la farmacia natural como despensa tradicional. Aparte de esto se instalaron diez altoparlantes en ocho consejos comunitarios, mantenidos con energía solar y administrados por conviteros en el lugar, para promover la emisión y difusión de noticias y avisos en las comunidades y promocionar el trabajo de los médicos tradicionales mediante cuñas radiales y audionoticias.

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«Armoniza tu cuerpo», médico Arcadio Mosquera de Boca Grande, Consejo Comunitario Manglares, López de Micay, haciendo publicidad en frente de su casa. Foto: Juliette Schlebusch, COCOCAUCA.

El Fondo llegó a su fin, la resistencia sigue

Para Jarrinson Aguirre Castro, Representante Legal de Junpro, el proyecto ha sido un aporte importante a la construcción de la paz desde los territorios: «El proyecto fortaleció a los médicos tradicionales, para que pudieran prestar un servicio de salud diferencial, partiendo de su propia cosmovisión y espiritualidad. Ante las omisiones sistemáticas del Estado, esa es una forma de persistir y resistir en los territorios.» ¿Y ahora que el Fondo Vivir la Paz llegó a su fin?

«Nos fue muchísimo mejor de lo que habíamos presupuestado al principio», asegura María Ingrid. «Y la idea es continuar con el proceso, generalizarlo. Ésta apenas fue la experiencia piloto, sólo trabajamos con once médicos. La idea es que se pueda generalizar a una población más amplia de los tres municipios.»

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La azotea de Rosaura Sinisterra, remediera del casco urbano de Guapi, tiene todo lo que ella necesita para la preparación de sus remedios. Foto: Cristian Cuero Castro, COCOCAUCA.

Foto entrada: Juan Evangelista Perlaza, médico del Consejo Comunitario del Río Sigüi, López de Micay, preparando una limpieza espiritual. Foto: Juliette Schlebusch, COCOCAUCA.