
Por YISSID YOMALI TORRES MINA
El 21 de mayo en Colombia es un día de tradición, sabores, ancestralidad, identidad, memoria, autoreconocimiento y reivindicación en nuestras comunidades negras y territorios colectivos. Esta fecha se viste de muchos colores y miles de personas expresan su pertenencia y origen por medio de turbantes, prendas y vestimentas africanas. Pero, ¿qué hay detrás de esa fecha? ¿Y cuál es la esencia de nuestro sentir como pueblo negro, que, compartimos una historia de dolor, violencia, racismo, exclusión, desigualdad y desprestigio en Colombia – también una historia de resistencia y lucha? Si bien es cierto que el 21 de mayo nuestros turbantes revelan y reconocen nuestro origen, ¿en realidad comprendemos el significado del 21 de mayo y el por qué de nuestros turbantes y prendas africanas?
Este año la Pastoral Afro de la Arquidiócesis de Cali propuso algo interesante: una noción de tiempo diferente. La propuesta se llama Almanaque afro ñakati, un calendario, cuyo primer día del año es el 21 de mayo y que va hasta el 20 de mayo del año siguiente – muy diferente al calendario gregoriano de origen europeo que corresponde a la noción de tiempo occidental y que va de enero a diciembre. La reflexión a la que invita la Pastoral Afro a través del Almanaque ñakati es, comprender la noción de tiempo como fuente de poder. El almanaque nos hace caer en cuenta: «La idea lineal del tiempo, con el pasado atrás y el futuro adelante, no es propio de todas las culturas; tampoco es una verdad absoluta y mucho menos una lógica inamovible. […] Aprender esas nociones diferentes del tiempo abren la mente a formas de pensar que no coinciden con lo que consideramos natural, pero en realidad es cultural.» Ñakati significa tiempos en la lengua suajili (nyakati).
Otra cosa que nos hace caer en cuenta el Almanaque ñakati: el significado del 21 de mayo, como fecha de nuestro renacer como pueblo negro y que, por lo tanto, merece un contado, una noción de tiempo diferente; es una marca histórica que conmemora la abolición legal de la esclavización en Colombia el 21 de mayo de 1851 y que desde el año 2001 se celebra como Día Nacional de la Afrocolombianidad.

En pleno siglo XXI algunos seguimos pensando que el 21 de mayo es una fecha de moda para exhibir nuestro folclor. Otros hemos pensado que es una fecha de concientizar las problemáticas dentro de nuestras comunidades con el abandono estatal y con las discriminaciones hacia nosotros y entre nosotros, al igual que el racismo. Pero más que una fecha para festejar o conmemorar es una fecha donde debemos de potenciar nuestra identidad de manera consciente, permitir nuestro renacer, llevando consigo el sentir y la pasión que tiene esta memoria colectiva en nuestras comunidades. Pensándonos en realidad ¿qué queremos reflejar como parte de esta cultura? Más allá de lo que representamos como parte de esta cultura es lo que podemos demostrar, se trata de la postura que tengamos frente a cualquier contexto, sea discriminación o racismo. De esta manera ayudamos a romper estereotipos, estigmas, ignorancia y otros factores que llevan al acto violento y a su vez discriminatorio y racista y que surgen a diario en nuestro país en todos los espacios sociopolíticos.
Por otra parte, el 21 de mayo es el día donde todos los afros, palenqueros y raizales debemos pensarnos cómo salir de esa zona de conformismo con el resto de la sociedad, debemos atrevernos de pensar la libertad como un estilo de vida auténtico y autónomo. Es el día que debemos arriesgarnos pensar por nosotros mismos y seguir luchando de manera significativa y colectiva – y no individual, ni pensando que la sociedad tiene o debe aceptarnos porque somos iguales, sino demostrando, por qué debemos ser aceptados. Por eso es importante encararnos a nosotros mismos.
¿Cómo? Reconociendo y aceptando en el otro sus rasgos, su forma y estilo de ser, su capacidad de liderazgo, y aprendiendo del otro, dejando a un lado esa parte histórica marcada por la misma, de sometimiento, sufrimiento y adaptación en nuestras mismas comunidades. Cuando logremos entender que la libertad también es un estado mental que permite proyectarnos más allá de las dependencias, limitaciones y cadenas que aún seguimos arrastrando en nuestras cabezas y que nos re-esclavizan todos los días (por ejemplo por las decisiones políticas que tomamos), ahí será un 21 de mayo para conmemorar y festejar la memoria de nuestros ancestros, la diversidad cultural. De lo contrario solo unos cuantos seguiremos sabiendo lo que hay detrás del 21 de mayo.
Como dice la agrupación Herencia de Timbiquí en su canción Negrito: «Yo soy negro, porque África me dio esa bendición y blanco por consecuencia de la colonización. Soy seguidor de Mandela, Malcolm, Biohó y Luther King, el saber de las abuelas será muy carabalí».
Por último, el 21 de mayo es una invitación a renacer, a reconocer y asumir lo propio más allá de los turbantes, con dignidad y orgullo, pero también con criterio y la valentía de vivir nuestra diversidad como oportunidad. Una invitación a marcar el tiempo. Aún queda mucha historia por cambiar en Colombia.
Foto entrada: El Almanaque afro ñakati de la Pastoral Afro Cali propone una noción de tiempo diferente. Foto por COCOCAUCA.
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