
Guapi, 23 de abril de 2021
Ante el recrudecimiento del conflicto social, político y armado, la agudización de la crisis humanitaria y el incumplimiento del Acuerdo de Paz a nivel nacional, diferentes sectores de la sociedad civil, organizaciones étnico- territoriales, sociales, eclesiásticas, del sector académico, institucionalidad, organismos internacionales y otras expresiones del movimiento social, venimos trabajando de forma articulada, reafirmando voluntades, convocando e impulsando la iniciativa del Pacto por la Vida y la Paz, cuyo lanzamiento se hizo el 10 de septiembre de 2020, con el fin de fortalecer la defensa de la vida, los territorios y la paz en los territorios de pueblos negros, indígenas y campesinas.
En el marco del Pacto por la Vida y la Paz del Pacífico y Suroccidente, el pasado 10 de febrero del presente año se realizó en Popayán el lanzamiento territorial del Pacto caucano por la Vida, los Derechos Humanos, el Territorio y la Paz. Este Pacto articula los sentires y pensares de la sociedad caucana quienes estamos cansados de padecer un conflicto ajeno que solo ha traído sufrimiento, dolor y muerte a nuestros territorios.
La actual Caravana fluvial humanitaria por la Vida y La Paz responde a lo planteado por estos pactos, visibilizando la grave situación humanitaria que se vive en los territorios del Pacífico del Cauca como consecuencia de la no implementación integral del Acuerdo de Paz; el recrudecimiento del conflicto armado, la militarización de los territorios, los cuerpos y las mentes, el reclutamiento y asesinato de nuestros niños, niñas y adolescentes; la persecución y asesinato a líderes, lideresas y defensores de derechos humanos; la discriminación y violencia basada en la orientación sexual y la identidad de género, el incremento de la pobreza y la exclusión social producto de un estado que no promueve, garantiza, ni protege los derechos humanos y colectivos de nuestras comunidades étnicas.
Fuimos testigos de la fuerza espiritual que acompañó el recorrido, de la importante riqueza y sabiduría de las sabias tradicionales, y movimos el territorio juntos con los convites juveniles y de mayores como cuidadores del territorio, para sembrar en Guapi, Limones, Timbiquí, Puerto Saija, Noanamito, Zaragoza, San Antonio de Chuare y López de Micay la planta sagrada de matarratón como símbolo de sanación ante la pandemia del Covid-19 que aqueja a la humanidad. Con este recorrido se pudo constatar la voluntad de paz y esfuerzo permanente de las comunidades y autoridades tradicionales para dar salida inmediata a la crisis humanitaria.
Frente a esta situación evidenciada en el recorrido de esta semana, la Caravana fluvial humanitaria por la Vida y La Paz pone de manifiesto las siguientes exigencias, tanto a los actores armados ilegales como al estado colombiano:
- Pactar acuerdos humanitarios con los diversos actores armados que hacen presencia y ejercen control en los territorios étnicos, con el fin de aliviar la situación de crisis humanitaria que viven las poblaciones en la costa pacífica del Cauca.
- Avanzar en diálogos de paz con los actores armados al margen de la ley, que permita una salida política al conflicto armado.
- Generar mecanismos que permitan ejercer seguimiento, control y veeduría al accionar de la Fuerza pública con el objetivo de recobrar la confianza entre la sociedad y el Estado.
- Respetar y dar cumplimiento de los acuerdos sociales pactados entre sectores de la sociedad y el Estado, así como el cumplimiento integral del Acuerdo de Paz, como respuesta a las exigencias de los habitantes del Pacífico.
- Continuar desde nuestra ancestralidad y los valores culturales propios hacia la consolidando de la vida y la construcción de paz.
- Seguir navegando por los senderos del territorio como alimento espiritual de alegría, convivencia y reconciliación en juntanza con base en el legado del Ubuntu: “Soy porque somos”.
- Respaldar el cumplimiento de las recomendaciones emanadas de las alertas tempranas emitidas por la Defensoría del Pueblo y la aplicación sin demora del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre la consulta previa libre e informada, la Ley 70 de 1993 y las recomendaciones de la Corte Constitucional, medidas que la comunidad espera que apliquen desde hace más de tres décadas.
- Impulsar los compromisos municipales y departamentales en materia de derechos económicos, sociales, culturales y ambientales que permitan superar el racismo estructural y los graves problemas de exclusión social por los que atraviesan las comunidades.
- Confiamos en que este llamado llegue a la Alta Comisionada de Naciones Unidas, Michelle Bachelet, a la Secretaria Ejecutiva de la Comisión Interamericana de Derechos Humano (CIDH), María Claudia Pulido, al Presidente de la Cruz Roja Internacional, Peter Maurer y al cuerpo diplomático presente en Colombia para que, basados en sus mandatos, exijan al estado colombiano no seguir dilatando el cumplimiento de los acuerdos de paz con las FARC y la reactivación de los diálogos con el ELN y el inicio con los demás grupos armados.
Se ratifica la importancia de seguir trabajando desde las bases por la defensa del territorio, el respeto a la vida, la construcción de paz con dignidad, participación y justicia social, la protección y conservación del ambiente y la importancia de seguir socializando en los territorios la iniciativa del Pacto, que permita articular agendas territoriales y así avanzar en generar acciones conjuntas que posibiliten caminar de la mano hacia la reconciliación, para hacer frente a la difícil situación que por años atraviesan los pueblos indígenas, las comunidades negras y campesinas en los territorios del Pacífico y Suroccidente colombiano.
Abrazamos a los organismos nacionales e internacionales, instituciones públicas y organizaciones sociales y étnicas que nos acompañaron estos tres días en esta gran Caravana fluvial humanitaria por la Vida y La Paz; agradecemos a las comunidades que nos recibieron su apoyo y colaboración. Esperamos que los grupos armados logren entender que el camino de la violencia no puede continuar; que reconozcan y respeten este Pacto al mostrar voluntad para emprender diálogos que aporten a la construcción de paz y el respeto por la vida. Este pacto es una constatación más de la resistencia que históricamente hemos realizado por la pervivencia en nuestros territorios
¡Por la defensa de la vida y los territorios todo, para la guerra nada!
Foto entrada: Durante la Caravana fluvial humanitaria por la Vida y la Paz el 20 de abril en Zaragoza, municipio de López de Micay. Foto: Julia Schmidt, Fundación Chasquis.